Entre los trabajos del hombre moderno, el regreso de vacaciones está sin duda en los primeros lugares: cada año, corremos el riesgo de volver de las vacaciones más estresados que cómo dejamos el escritorio, tanto es así que el término se ha acuñado en inglés Blues de vacaciones - depresión posvacaciones.
El mal humor, las náuseas, las alteraciones del sueño y la fatiga son algunos de los síntomas más habituales que no hay que subestimar con un esperanzador "hay unos días para el fin de semana": si algunos síntomas son psicológicos, otros derivan de deficiencias nutricionales y deshidratación. No olvidemos que, aunque no nos parezca por qué nos hemos puesto fuera de la oficina, durante el verano sometemos a nuestro cuerpo y a nuestra piel a un estrés considerable: la exposición constante al sol, las "horas de madrugada" y la 'La alimentación no regulada conduce a malos hábitos que conviene interrumpir desde los primeros momentos de la vuelta a casa, para evitar la aparición de aquellos síntomas que deben prevenirse (o, en el peor de los casos, tratarse) con unas sencillas precauciones.
Comenzamos, en primer lugar, con uno nutrición adecuada. Si es cierto que somos lo que comemos, entonces es cierto que lo que comemos puede hacernos menos desconsolados e irritables: aquí, a continuación, una breve guía imprescindible para una correcta alimentación al volver de vacaciones: